Desgranando la mente con el Workshop de Design Thinking y Marc Segarra
El pensamiento creativo es una bestia muy difícil de dominar. Es caprichosa, salvaje, se desboca fácilmente y es muy suya. Pero gracias a Workshops como este, se nos pone una buena puesta a punto para saber cómo controlarla. En sus puestos…
Algo bastante insólito en los Workshops de Complot Escuela de Creativos en Barcelona es que la asistencia de externos supere a la de los #Comploters, pero en esta ocasión, han arrasado. Con la sala de los sofás hasta los topes, nos preparamos para la jornada con Marc Segarra, especialista en Design Thinking con una experiencia de más de 15 años a sus espaldas.
Con un arranque ligeramente adormilado por el calor (15:30, 37ºC), Marc Segarra nos introdujo en la misma base de la creatividad y cómo ha estado cambiando tanto en los últimos años gracias al elemento humano. Y es que, hasta ahora, la motivación para crear nuevas soluciones no se centraba lo suficiente en las necesidades de las personas, sino en los acuerdos entre los técnicos y los de márketing.
“Hay que crear desde la necesidad, no desde la posibilidad”
Con la frescura que le caracteriza, Marc Segarra nos mostró cómo los modelos de negocio han experimentado una metamorfosis que han hecho cambiar la mentalidad de la creatividad, sobre todo si tenemos en cuenta los cambios sociales en posturas, valores y experiencias tras las recientes crisis, guerras y revoluciones tecnológicas. Porque estamos en una época en la que los micro mercados y chavales de 19 años pueden hacer temblar las grandes corporaciones. Con este argumento culminó con la máxima de que hay que focalizarse en “el por qué” para no perder el norte en el caos del principio del proceso creativo, y no desviarse.
“Es el propósito, lo que diferencia Facebook y LinkedIn”
Reforzado con citas de grandes referentes como Platón y Ratattouille, definió la creatividad como “la capacidad de unir distintos conceptos independientes”. Y cristalizó las infinitas posibilidades creativas que pueden surgir al interactuar dos conceptos mediante la unión-separación, la fusión-clonación y la reacción mutua al unirlos. Para finalizar, nos hizo rellenar una serie de tests de Ragazza con los que evaluaría los mejores equipos para trabajar al día siguiente. Volvimos a casa con una motivación especial para explorar tal cantidad de posibilidades al día siguiente.
La jornada del sábado empezó en la sala de las mesas. Los grupos estaban hechos y nos dispusimos a recibir las últimas pinceladas de teoría antes de trabajar. Los grupos, basados en los perfiles del test del día anterior, se cuadraron, se unieron y fueron armados con papeles, mapeo y un sinfín de revistas con las que nos podíamos servir para plasmar nuestras ideas. Objetivo: aplicar todo lo aprendido para unir dos conceptos en uno solo de mayor valor.
“Cualquier proceso creativo debe saber muy bien por qué necesita la creatividad”
Los resultados sorprendieron por originalidad e integración de ideas nuevas. Desde comidas en globos aerostáticos hasta zapatillas con señal para advertir a los coches en circulación. Total, una amalgama de conceptos e ideas que no tenían nada que ver unas con otras terminaron teniendo un sentido con infinitas posibilidades, prueba de que el workshop había funcionado. La satisfacción se respiraba en el aire, y tras despedirnos unos de otros surgió esa curiosa química que tienen las personas que por azar se han visto trabajando juntas de la noche a la mañana, dando por acabada una jornada, sencillamente, muy chula. ¡Hora de comer!
*David Rebollo Sierra, Coordinador del Curso de Redacción Creativa en Complot Escuela de Creativos Barcelona.
¿Qué te ha parecido el contenido de esta semana? Déjanos tu comentario.