Patagonia, una marca decidida a cambiar el mundo.
En un mundo donde las fake news y el greenwashing llegaron para quedarse, analizar la trayectoria de las marcas puede darnos una imagen mucho más real de lo que son, cómo piensan y qué les importa realmente.
En esta categoría, la de la reputación, la marca de indumentaria Patagonia, se lleva todos los premios.
Seguramente habrás oído hablar de ella hace pocos días, ya que su fundador donó al Planeta Tierra el 100% de su negocio, para apoyar la lucha contra el cambio climático, del que ya viene hablando hace años.
Hoy vamos a analizar el caso de Patagonia, el propósito con el que se fundó, sus valores como marca, su rechazo hacia el consumo desmedido y su lucha contra el cambio climático.
Anclando raíces.
Patagonia es hoy uno de los grandes referentes en el mundo de los negocios, el branding, la comunicación de marcas y la protección ambiental.
La admiración hacia la marca, además de por su activismo y calidad de prendas, se debe a que jamás perdió de vista sus valores y su lucha inicial.
Un propósito real.
Chouinard es un empresario atípico que llama a evitar el consumismo
En su lucha contra el consumo desmesurado, Patagonia realizó varias acciones demostrando su coherencia en cada una de ellas.
Organiza el “Tour Worn Wear”, en el que todas las personas están invitadas a sus talleres para reparar su ropa, de manera gratuita y sin importar de qué marca sea. Al extender la vida de una prenda en dos años, se reduce su huella de carbono, desechos y agua en un 82%.
En 2011, durante el Black Friday, lanzó un anuncio con el mensaje: “No compres esta chaqueta”. Se trató de una invitación a no comprar lo que no se necesita realmente, una nueva invitación a reparar lo que ya se tiene, evitando el impacto ambiental generado por la producción de nuevas prendas.
Siguiendo con su lucha, en 2020 publicó otro anuncio: “Compra menos, exige más”, donde hace un llamado a tomar conciencia y exigir el uso de materiales y políticas más justas con el medio ambiente y las personas.
Más allá que desde 1985, cada año, dona un 1% de su facturación a la preservación y la restauración de los ambientes naturales.
Sin banderas políticas.
En línea con sus valores, Patagonia va contra cualquier partido político que niegue o ignore la crisis climática.
En otras de sus acciones, en 2017 modificó su sitio web para denunciar públicamente al entonces Presidente Donald Trump, con el mensaje «El presidente robó tu tierra» en respuesta a la intención de Trump de retomar la práctica de la minería y la tala en reservas naturales con antiguas ruinas indias.
Durante las elecciones, cerró las puertas de sus tiendas para invitar a l_s ciudadan_s estadounidenses a votar contra los escépticos del cambio climático.
Y sin que nada la frene, bordó el mensaje “Vote the assholes out” en la cara interior de las etiquetas de sus pantalones cortos. Lo asombroso de este caso, es que cobró relevancia 2 meses después de su implementación debido a que un usuario descubrió el mensaje oculto y lo hizo viral en redes sociales.
Hacer es el nuevo Decir.
En palabras de Chouinard: “Uno tiene que vivir de acuerdo con lo que dice; nada de engaños”.
En los años noventa, cuando “sostenibilidad” todavía era una palabra sin fuerza para la mayoría de las corporaciones, Yvon encargó a una consultora un informe sobre el impacto medioambiental de sus principales tejidos y descubrió que el algodón era el que generaba mayor daño al ecosistema.
Desde ese momento, Patagonia comenzó a trabajar solo con productores que empleaban métodos orgánicos.
Todos los materiales que utilizan en sus prendas (redes de pesca recicladas, poliéster reciclado, natural sin neopreno, lana reciclada, entre otros) están pensados para generar el menor impacto en el planeta.
La última gran jugada.
Si bien Yvon Chouinard lleva años haciendo todo lo posible para abordar la crisis ambiental, siempre se puede hacer más.
Por eso, hace pocos días tomó una decisión que dejó con la boca abierta a todo el mundo y con la que aseguró que La Tierra es ahora su única accionista.
Consistió en ceder su empresa, valuada en 3.000 millones de dólares, a Holdfast Collective, una organización sin ánimo de lucro.
Y para callar las bocas de los haters de turno, tomó todas las medidas necesarias para no obtener beneficios fiscales, por tratarse de una donación.
Este gesto filantrópico toma distancia de las empresas que hacen donativos a causas ambientalistas para pagar menos impuestos.
En su Carta Pública, el activista comenta que “en lugar de extraer valor de la naturaleza y transformarla en ganancias para nuestros inversionistas, usaremos la riqueza que Patagonia crea para proteger la fuente de todo bienestar”.
Ya han pasado casi 50 años desde el nacimiento de Patagonia y su propósito no para de crecer y de generar impacto en la vida de tod_s.
Una marca imparable que, en palabras de Yvon, apenas está comenzando.
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